Primera visita a IKEA

Jeje, el pasado sábado por la manyana decidimos ir de compras a un lugar que parecía el Equinoccio de Valladolid. De esta manera tuvo lugar mi primera experiencia con IKEA. Lo primero que pensé al entrar en esta tienda fue que es muy diferente a las tiendas normales. La distribución de los artículos es distinta y todo está encaminado a que compres y compres. De hecho puedes comprar de todo para la casa: desde los muebles para construir el dormitorio hasta las tazas de tomar te, pasando por el menaje, elementos textiles de lo más variado, útiles de limpieza, cucharas, tenedores, cuchillos, ropa de cama, herramientas y hasta comida. Ha sido curioso que la primera experiencia haya sido en un IKEA de Estocolmo. Manda narices, la primera experiencia en el pais donde nació el fenómeno IKEA. La tienda estaba a rebosar de gente. De esta forma hemos adquirido algunos objetos que necesitábamos y poco a poco vamos configurando nuestro hogar en Estocolmo.

Copiamos a continuación una poesía que ha llegado a nuestras manos y que merece la pena. Es de un tal Gabriel Celaya.

Seguiremos informando ...

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,

me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:

«Estaba justamente pensando en ir a verte».

Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,

pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,

sino de cómo van las cosas en Jordania,

de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,

y al marcharme me siento consolado y tranquilo,

¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;

pasar por un camino que huele a madreselvas;

beber con un amigo; charlar o bien callarse;

sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;

mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,

¿no es esto ser feliz pese a la muerte?

Vencido y traicionado, ver casi con cinismo

que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,

¿no es la felicidad que no se vende?