Ayer por la tarde recibí una de esas llamadas que te pillan por sorpresa y que muchas veces resultan ser muy agradables. Unos amigos a los que hacía tiempo que no veía y que casi hace un año que son marido y mujer decidieron hacernos una visita en Santander. Claro que ellos también se llevaron una sorpresa al conocer a ella.
Disfrutamos de unas tapas y unos vinos en la Feria de día de Santander y, lo que es más improtante, de la compañía de una pareja a la que ya echaba de menos. Me alegro mucho de haberos visto y deseo de todo corazón que las cosas vayan bien en el tema que ya sabéis.
Seguiremos informando ...
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